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sábado, 3 de agosto de 2013

Steak tartare - La Terraza de Alba

Tengo muy abandonado este blog, y esto hay que arreglarlo. Y cómo se arregla esto, pues con la descripción de uno de mis platos favoritos, el steak tartare, y por supuesto en uno de mis restaurantes favoritos, La Terraza de Alba, en Tres Cantos.
Empezaré por decir, que cuando alguna actividad profesional me lleva a Tres Cantos, yo no tengo duda sobre que restaurante elegir, La Terraza de Alba marca una clara diferencia, un menú del día variado, con una calidad superior, y un servicio inmejorable, pero si te quieres salir del menú y pagar algo más, tienes muchas opciones, yo, que estuve allí en tantísimas ocasiones comiendo de menú, he observado que entre los comensales de carta, muchos se han decantado por el steak tartare.
Y yo, cada vez que tengo 'algo que celebrar' y estoy por la zona norte de Madrid, lo tengo clarísimo, un steak tartare en La Terraza de Alba.
Pero antes de describir las sensaciones de este plato voy a contar mi primera experiencia con el Steak Tartare, ocurrida allá por los primeros años 90 del pasado siglo, yo trabajaba en un Banco Oficial con la sede en pleno centro de Madrid, y habíamos convertido el Sistema Operativo Central de nuestros ordenadores, el éxito del proceso de conversión dio lugar a que la empresa propietaria del nuevo sistema operativo nos invitara a los responsables de aquel proyecto a comer en uno de los, por aquel entonces, mejores restaurantes de Madrid, que a la sazón, nos pillaba a escasos trescientos metros de donde trabajábamos.
Estábamos en una mesa redonda ocho personas y, por supuesto, no recuerdo nada de lo que pedimos, salvo mi segundo plato, steak tartare, pero con solo ese recuerdo, tengo en mi memoria todos los detalles de la preparación y los avatares que surgieron alrededor de ese maravilloso plato.
Recuerdo que llegó el aperitivo a la mesa, antes de los primeros, pero al mismo tiempo que llegaron los aperitivos, apareció un camarero con un cuenco con salsas, huevo, especias, hielo.... y empezó a preparar todo el entorno para mezclar la carne de mi steak. Fue un proceso largo, lento, nos tomamos los aperitivos y los primeros y tras finalizar estos, y poco antes de que empezaran a llegar los segundos, me pasó la clásica cucharita para probar si la salsa estaba a mi gusto o la deseaba más fuerte. Era mi primer steak tartare, y aquel gusto me pareció maravilloso. Con mi visto bueno, el camarero dio por finalizada la preparación y se disponía a servirme mi steak.
No recuerdo fehacientemente como ocurrió, creo que algo se cayó al suelo, el camarero se agachó, llegaba otro camarero a servir otros segundos, el caso es que el camarero que se había pasado una hora (sin exagerar) preparado mi steak, tropezó con el cuenco, que cayó al suelo, se rompió y con el mi maravilloso steak.
Y con lo que ocurrió a continuación, es con lo que yo califico a un restaurante. Llegó el maître al oir el escándalo y lo primero que hizo fue dirigirse al camarero que tanto esfuerzo había hecho, y le dijo: "Tranquilo, no pasa nada. Recoge todo esto y enseguida preparamos otro", a continuación se dirigió a mi y me dijo: "Siento muchísimo lo ocurrido, enseguida nos ponemos a preparar otra salsa para su tartare, evidentemente no estará tan buena como la que le habíamos preparado, pero así son las cosas. Si Vd. desea cambiar de plato y escoger otro lo puede hacer".
Elegí, aunque tardara un poco comer el steak, pero se marcó en mi un estigma de calidad por la actuación de aquel maître, porque lo que había echo aquel camarero, el esfuerzo de una hora de trabajo, rota por un error absurdo, lo único que merecía era la compresión, el perdón y el ánimo para evitar que se volviera a producir.
El restaurante en cuestión era Riofrío, en la Plaza de Colón, aunque el glamour que tenía entonces se ha perdido bastante.

Y ahora, tras esta perorata, paso a describir el tartare de La Terraza de Alba, cuya preparación tiene el mismo glamour que tenía por los años 90 el Riofrío, o bien Óscar o bien uno de sus maravillosos camareros, comienzan la preparación del tartare cuando nos traen los primeros platos, y para mí, con la experiencia que acabo de contar, como os podéis imaginar resulta siempre muy evocador, cada uno elige el punto deseado, suave, normal, fuerte...., en mi caso suelo elegir un 'casi fuerte', me gusta que cruja un poco, y tras la pertinente prueba, o reprueba si no llega a nuestro gusto, aparece el plato de cada uno, este fue mi último steak tartare en La Terraza de Alba:
Que os voy a contar de como estaba, una carne excelente, con la calidad garantizada de un restaurante de referencia, aderezada al gusto de cada uno, es un plato inigualable, para quien sabe disfrutar de la carne.

Pero en este restaurante no solo se come steak tartare, el menú diario es inmejorable y por 14€, la relación calidad / precio es la mejor de la zona norte de Madrid.

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Pero no os apresuréis, ahora están de vacaciones hasta el 27 de Agosto, tranquilos.